Por: Alberto Cuenca
El 1 de octubre asumirán el cargo los 16 jefes delegacionales recién electos, y junto con ellos llegarán unos 3 mil nuevos funcionarios de confianza que serán designados por amistad, influencias, recomendaciones o por el pago de “cuotas” que deben cubrir los nuevos titulares de las demarcaciones con quienes los impulsaron.
Directores generales, asesores, secretarios particulares, jefes de unidades departamentales y coordinadores de área llenarán una nómina que cuesta 72 millones de pesos mensuales a las arcas de la ciudad, según datos de la plantilla laboral reportada por la Oficialía Mayor del gobierno capitalino en su página de internet.
La designación de todos esos funcionarios bajo este método “tradicional” es algo que ha acompañado la historia moderna de nuestro país, explica la profesora Ivonne Acuña, especialista en género, política y sociedad del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, quien refiere que nuestra cultura política ha impuesto esa forma de nombramiento por lo menos desde el siglo XIX.
Acusa que quienes llegan no son los personajes adecuados, los mejor preparados o los más experimentados. “No se coloca al idóneo, sino al que sea leal, por eso se busca al amigo, el que le va a cubrir, el que se va a hacer de la vista gorda si algo no funciona o si se desvían recursos; entonces, el criterio es otro, no es un criterio administrativo, es un criterio político, tiene que ver con lealtades e incluso con complicidades”, expone Ivonne Acuña.
Lamenta así que el lastre de esa cultura política podría llevar al fracaso proyectos como la creación de una Escuela de Administración Pública del gobierno del Distrito Federal que surgió el pasado 8 de junio.
Ese día, cuando Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, anunció la creación de la escuela, afirmó que nadie será designado dentro de la administración local si no cuenta con una certificación emitida por esa institución y expresó: “Los nombramientos discrecionales, los nombramientos que representan interés público de corto plazo van a tener que dejar de ser la norma del gobierno de la ciudad a partir de esta fecha”.
El problema es que la ley que rige la operación de esa escuela no obliga a los funcionarios delegaciones a cumplir con aquella certificación de la que hablaba el mandatario local.
Otro obstáculo lo advierte la profesora Ivonne Acuña, al explicar que “ese proyecto va a tener que remar contra corriente, contra toda una cultura del compadrazgo, de la amistad, de las lealtades que se van construyendo sin importar la preparación, además de que existen las presiones del partido postulante, por colocar a su gente, de sus facciones, pues eso implica poder al interior y al exterior”, dice.
Propone renovación
EL UNIVERSAL entrevistó a los jefes delegacionales electos en Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi; de Benito Juárez, Mario Alberto Palacios, y de Coyoacán, Raúl Flores, así como a la eventual jefa delegacional en Iztapalapa, Clara Brugada, sobre la forma en que integrarán sus respectivos gobiernos.
Invariablemente los cuatro aseguran que integrarán un equipo profesional, experimentado y sin presiones por el pago de “facturas”, pero bajo el reconocimiento de que deben incluir a los grupos que los llevaron al triunfo y conscientes de que hay muchas áreas que no requieren de una especialización.
En el gobierno de Demetrio Sodi, por ejemplo, habrá algunos amigos del panista “pero muy pocos, porque sobre todo será gente experta que ya ha estado en la delegación y gente que trabajó conmigo en la campaña”.
Dice que en la designación de su gabinete no hay el “pago de cuotas”, a pesar de que integrará a militantes del albiazul y acepta que hay direcciones generales como la de Participación Ciudadana y la de Desarrollo Social donde no son obligados los perfiles con alta profesionalización.
El caso de Iztapalapa es peculiar, pues la perredista Clara Brugada designará al gobierno en la jurisdicción a pesar de que el jefe de Gobierno electo es el petista, Rafael Acosta Juanito.
Ella dice que en su administración habrá militantes del PT y del bloque del PRD que la apoyaron, aunque deja claro que en la jurisdicción el equipo de gobierno será nuevo en su totalidad, por lo que anticipa que no habrá cuadros de la corriente Nueva Izquierda, que se opuso a su candidatura.
“Eso de repartir por ‘cuotas’ como tradicionalmente se hace no lo creo, pero mucha gente de los grupos que me apoyaron cumplen con características de honestidad, compromiso y profesionalismo, pero no se les designará por un ‘pago de cuota’, sino que se tomará en cuenta el perfil de la gente que ha estado participando”, aseguró.
En Coyoacán, aunque su triunfo ha sido impugnado por el PAN, Raúl Flores asegura que todos los integrantes de su gabinete pasarán antes por un examen del centro de control de confianza del gobierno de la ciudad.
Acepta que incluirá a los grupos del perredismo que lo impulsaron, pero dice que la incorporación de esos cuadros no puede ser en detrimento del gobierno delegacional y considera que el PRD debe tener una participación más activa en la preparación de cuadros.
Por su parte, Mario Alberto Palacios expone que en Benito Juárez habrá coordinación con el gobierno de Marcelo Ebrard, para inscribir a sus colaboradores en la Escuela de Administración Pública recién instaurada.
Rechazó que reciba presiones del PAN para colocar en la delegación a militantes del albiazul, pues dijo que se debe entender que unos son los tiempos de la elección y otros los de la gestión pública.
EL UNIVERSAL.COM
D.F.
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/96513.html
El 1 de octubre asumirán el cargo los 16 jefes delegacionales recién electos, y junto con ellos llegarán unos 3 mil nuevos funcionarios de confianza que serán designados por amistad, influencias, recomendaciones o por el pago de “cuotas” que deben cubrir los nuevos titulares de las demarcaciones con quienes los impulsaron.
Directores generales, asesores, secretarios particulares, jefes de unidades departamentales y coordinadores de área llenarán una nómina que cuesta 72 millones de pesos mensuales a las arcas de la ciudad, según datos de la plantilla laboral reportada por la Oficialía Mayor del gobierno capitalino en su página de internet.
La designación de todos esos funcionarios bajo este método “tradicional” es algo que ha acompañado la historia moderna de nuestro país, explica la profesora Ivonne Acuña, especialista en género, política y sociedad del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, quien refiere que nuestra cultura política ha impuesto esa forma de nombramiento por lo menos desde el siglo XIX.
Acusa que quienes llegan no son los personajes adecuados, los mejor preparados o los más experimentados. “No se coloca al idóneo, sino al que sea leal, por eso se busca al amigo, el que le va a cubrir, el que se va a hacer de la vista gorda si algo no funciona o si se desvían recursos; entonces, el criterio es otro, no es un criterio administrativo, es un criterio político, tiene que ver con lealtades e incluso con complicidades”, expone Ivonne Acuña.
Lamenta así que el lastre de esa cultura política podría llevar al fracaso proyectos como la creación de una Escuela de Administración Pública del gobierno del Distrito Federal que surgió el pasado 8 de junio.
Ese día, cuando Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, anunció la creación de la escuela, afirmó que nadie será designado dentro de la administración local si no cuenta con una certificación emitida por esa institución y expresó: “Los nombramientos discrecionales, los nombramientos que representan interés público de corto plazo van a tener que dejar de ser la norma del gobierno de la ciudad a partir de esta fecha”.
El problema es que la ley que rige la operación de esa escuela no obliga a los funcionarios delegaciones a cumplir con aquella certificación de la que hablaba el mandatario local.
Otro obstáculo lo advierte la profesora Ivonne Acuña, al explicar que “ese proyecto va a tener que remar contra corriente, contra toda una cultura del compadrazgo, de la amistad, de las lealtades que se van construyendo sin importar la preparación, además de que existen las presiones del partido postulante, por colocar a su gente, de sus facciones, pues eso implica poder al interior y al exterior”, dice.
Propone renovación
EL UNIVERSAL entrevistó a los jefes delegacionales electos en Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi; de Benito Juárez, Mario Alberto Palacios, y de Coyoacán, Raúl Flores, así como a la eventual jefa delegacional en Iztapalapa, Clara Brugada, sobre la forma en que integrarán sus respectivos gobiernos.
Invariablemente los cuatro aseguran que integrarán un equipo profesional, experimentado y sin presiones por el pago de “facturas”, pero bajo el reconocimiento de que deben incluir a los grupos que los llevaron al triunfo y conscientes de que hay muchas áreas que no requieren de una especialización.
En el gobierno de Demetrio Sodi, por ejemplo, habrá algunos amigos del panista “pero muy pocos, porque sobre todo será gente experta que ya ha estado en la delegación y gente que trabajó conmigo en la campaña”.
Dice que en la designación de su gabinete no hay el “pago de cuotas”, a pesar de que integrará a militantes del albiazul y acepta que hay direcciones generales como la de Participación Ciudadana y la de Desarrollo Social donde no son obligados los perfiles con alta profesionalización.
El caso de Iztapalapa es peculiar, pues la perredista Clara Brugada designará al gobierno en la jurisdicción a pesar de que el jefe de Gobierno electo es el petista, Rafael Acosta Juanito.
Ella dice que en su administración habrá militantes del PT y del bloque del PRD que la apoyaron, aunque deja claro que en la jurisdicción el equipo de gobierno será nuevo en su totalidad, por lo que anticipa que no habrá cuadros de la corriente Nueva Izquierda, que se opuso a su candidatura.
“Eso de repartir por ‘cuotas’ como tradicionalmente se hace no lo creo, pero mucha gente de los grupos que me apoyaron cumplen con características de honestidad, compromiso y profesionalismo, pero no se les designará por un ‘pago de cuota’, sino que se tomará en cuenta el perfil de la gente que ha estado participando”, aseguró.
En Coyoacán, aunque su triunfo ha sido impugnado por el PAN, Raúl Flores asegura que todos los integrantes de su gabinete pasarán antes por un examen del centro de control de confianza del gobierno de la ciudad.
Acepta que incluirá a los grupos del perredismo que lo impulsaron, pero dice que la incorporación de esos cuadros no puede ser en detrimento del gobierno delegacional y considera que el PRD debe tener una participación más activa en la preparación de cuadros.
Por su parte, Mario Alberto Palacios expone que en Benito Juárez habrá coordinación con el gobierno de Marcelo Ebrard, para inscribir a sus colaboradores en la Escuela de Administración Pública recién instaurada.
Rechazó que reciba presiones del PAN para colocar en la delegación a militantes del albiazul, pues dijo que se debe entender que unos son los tiempos de la elección y otros los de la gestión pública.
EL UNIVERSAL.COM
D.F.
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/96513.html
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